Que hable mi silencio

Quiero que me hagas sonreír, que me tiemblen las piernas estando a tu lado y que con tu brazo sobre mi hombro, lo difícil se haga sencillo.
Quiero, aunque me cueste pedirlo, que estés allí esperándome para salir juntos, que te acerques y me digas cosas lindas al oído, que me tomes de la mano y que mi equilibrio dependa de ti.
Quiero refugiarme en la calidez y de tu pecho y sentir que tus latidos susurran mi nombre mientras me pierdo en la dulzura de tu mirada.
Quiero que seas tú quien guíe mis pasos, que me digas: hoy saldrás conmigo, no es pregunta y me traigas de vez en cuando un café por las tardes diciéndome: para que no olvides que siempre pienso en ti.
Quiero salidas los viernes por la tarde y mañanas en las que deje de sentirme sola, una cena para dos en un restaurante y una visita a la librería para romper la rutina.
Quiero todo contigo,
y allí estás, siempre distante.
Gritarte de lejos que eres mío,
y que nunca más dudes de mi, porque no hay nadie más con el que quiera estar.
Quiero acostarme contigo en mi cama y leer hasta el cansancio apoyada en tu espalda. Despertarte con un beso y una sonrisa premeditada y alborotarte el cabello hasta que se haga costumbre.
Aunque sé que aunque quiera, para ti no es lo mismo, y no te das cuenta del efecto de todas esas pequeñas cosas en mi. Me callo, me frusto y me dejo llevar, porque ya no hay palabra que valga a tu lado y tengo que dejar ahora a mi silencio hablar.