al fétido deterioro
de las sábanas DEStendidas
a las que con DESapego apenas soportas mirar
y DESmientes con la boca
al DESastroso panorama de la recámara
con cierto DESaire
incluso cuando desde el espejo
DESesperan tus manos que se tornan puños
mientras en los ojos se va DESlizando
el feroz DESinterés
progenitor inequívoco
del DESarte fatalista
y de la DESpolitica desvirtuada
cuyo amarre asfixiante va provocando
el DESarraigo agónico
de aquellas paredes raídas
que tantas veces llamaste tuyas
y sin embargo, DESpegas tu historia sin contemplaciones
empacas a DEStiempo
cuidando el peso de la maleta con olor a guardado
y desde un guayabo pegajoso
sin cerrar la puerta
DESertas tus raíces destrozadas
y saboreas la debilidad acumulada
que desde hace tantos inquilinos atrás
venía arrastrando tu DESpaís.
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