
Van pasando las horas, voy pensando, doy vueltas en la cama, las lágrimas empiezan a caer. Vuelvo a leer, (a la altura de las tres de la madrugada) empieza a amanecer. Los ojos me pesan, el cuerpo no aguanta pero aún así no puedo dormir.
Me termino el libro y finalmente me doy por vencida y después de unos cuantos tragos de licor caigo en la cuenta que llevo veinticuatro horas sin dormir.
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