No han cambiado los sentimientos, pero si la manera de sentir. No han cambiado las sonrisas, pero si a quien se las dedicamos. No han cambiado los hechos, pero si nuestra forma de interpretarlos. No han cambiado esos viejos amigos, solo cambió nuestro cariño hacía ellos. No han cambiado las miradas, pero si nuestra manera de ver las cosas. No hemos cambiado la juventud por vejez, solo hemos aprendido a vivir un poco más. No ha cambiado el amor, pero ahora lo sentimos de manera distinta. No es que seamos más cautelosos ahora, si no que evitamos cometer los mismos errores. No ha cambiado nada y a su vez, ha cambiado tanto.
El verano nos ha cambiado. Por dentro, por fuera y por donde quiera que se nos mire no somos los mismos. Hemos crecido y hasta madurado. Las experiencias nos han dejado una huella imposible de borrar y no nos queda mas que aprender de ella. Ahora, la rutina vuelve a nosotros súbitamente ofreciendo un nuevo comienzo y hay que tomar una decisión: o nos adaptamos a ella o nos quedamos estancados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué opinas?