lunes, 28 de octubre de 2013

Pérdidas.

No es justo.
Un día, un fin de semana, quizás un mes o un año entero. Es difícil (no es imposible pero no me lo creo) superar esto. Superar todo. Situaciones que me sobrepasan, a mi y a mi débil fortaleza. No llores, imagino que alguien me dice, pero la realidad es que no hay nadie, nunca hubo nadie. Alguien que me abrace, me tome la cara entre las manos y me diga que todo va a estar bien, que no tengo porque preocuparme, pero en esta depresión constante solo quedo yo, sólo estoy yo para mi.
Tantas cosas malas y tantas buenas. Ya perdí el horizonte, perdí la perspectiva. Una muerte tras otra, una despedida tras otra, un desamor tras otro, ¿qué importaría ya cualquier otra mala noticia?.
Los muertos no reciben condolencias, los vivos sí. Los vivos lloran por días enteros, dejan de dormir, se desvanecen en sí mismos y al muerto ¿qué ha de importarle?.
No hablemos de desamores, ni mucho menos de despedidas, que esto ya me ha arrebatado varias de mis sonrisas.
Sólo se que no aguanto, sólo se que me hacen falta, sólo que necesito a aquellos que se han tenido que marchar.

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