Yo, mirándote.
Tu, mirándome.
Y nosotros, evitándonos.
¿Qué cuando se va el amor las cosas son más claras? Sí, pero no menos dolorosas.
Ahora que lo pienso, lo nuestro no fue más que una coincidencia fugaz (si es que alguna vez hubo algo que fuese nuestro.) Fue cosa de encontrarnos y de querernos, así fuese por un instante. Te quise con una intensidad tan grande que ya no sé ni cómo pasó. Y sé que tu me quisiste, aunque fuese poco. Y fue así, tan sencillo como mirarnos fijamente desde dos lados opuestos, como escaparme para verte, como que eras mi todo y moría por estar contigo; como que te perdonaba lo que fuera y como te quería cerca aunque no te tenía, como me encantaba escuchar tu voz (fuerte y ronca) y como hubiese dado casi cualquier cosa por un abrazo tuyo. No sé si lo que sentiste tú, fue algo tan intenso y devastador como lo que a mi me pasaba, con el simple hecho de que me volvía torpe con solo verte pasar y me sonrojaba cuando me llamabas por mi nombre y me pedías que te regalara una sonrisa.
Pero, acabó.
Fue mi falta de valentía y tu indecisión. Mis problemas y tus manías. Nuestras distintas personalidades que terminaron por alejarnos. Y así es como tenía que ser, nada dura para siempre y todo lo que comienza termina.
Y antes, que me tenías en la palma de tu mano y que hubiese dado todo por ti, no supiste verlo. Y ya no más. Ya no te quiero.
Ya me perdiste y yo te perdí, fue culpa de ambos, por no luchar, por sacar excusas en vez de hechos. Por esa vuelta al mundo que no se supo dar.
Y no te odio, para nada del mundo, pero tampoco te quiero. Y si esperas que sea contigo como lo era antes, no será así, porque ya pasaste a otro plano en mi vida. Ya no hay confianza, ni amistad, ni cariño. Solo dos personas que se tienen que ver las caras de vez en cuando.
Y si no te hablo, es porque tu no me hablas.
Y si no te miro, es porque tu no me miras.
Y ya, es todo, una despedida. Sin resentimientos, ni más historias que contar.
Como si nada hubiese pasado y hubiésemos borrado los últimos meses de nuestras vidas.
Amores ingratos e indecisos que cuelgan de un fino hilo y acaban por romperse hay tantos como arena en el desierto... Lo importante es pasar página y volvernos a enamorar, aunque esta vez sabiendo que no debemos depender de nadie ;)
ResponderEliminarUn abrazo y necesito ayuda, por fi, pásate por mi blog :3