domingo, 10 de agosto de 2014
Lagunas de confusión.
Escribo por que no hay mejor lugar para esconderse; esconderme del mundo, de lo que estoy sintiendo, que lleva tiempo creciendo dentro de mi hasta que por fin sale a la luz. A veces es un problema, que con el tiempo quizás sea mi solución a todo. Aún no puedo mirarme al espejo sin sentirme de cierta manera culpable y extraña, como si no reconociera mi propio reflejo. Me repito mil veces: es normal, es normal, es normal... Y lo cierto es que sigo siendo yo, sólo que con un secreto más. Un secreto que era más fácil de llevar cuando ni yo misma era capaz de aceptarlo y ahora, está esa presión en el pecho que me impulsa a querer salir y gritarle al mundo algo de lo que ni siquiera yo misma ahora estoy segura. Pero, ¿cómo no estarlo? Quizás ya lo sé, y no quiero aceptarlo, por más natural que digan que sea, nunca me había visto en un dilema interno mayor. Tal vez sea mi momento de definirme de una vez, marcar mis pautas para el futuro, reconocer los errores del pasado y avanzar. Es mi oportunidad, un tren que pasa una sola vez y puede que no vuelva. El miedo tiene mis tobillos atados al suelo, pero me muero de ganas de poder saltar.
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