Tenían varias semanas hablando, por las noches hasta muy tarde, contándose cosas del otro. Una de aquellas veces le había hecho una pregunta realmente estúpida por el simple hecho de querer oírlo hablar: -oye ¿cómo conseguiste mi número?
-pues tú lo anotaste en mi cuaderno, boba.
Se veían en el instituto y conversaban, siempre en la hora de inglés, la hora en la que ella movía su asiento para estar junto al de él.
Era mágico, indescriptible, se preguntaba si era posible volver a sentir algo de nuevo por alguien más.
Ella se fue de viaje por un fin de semana, lo que no implicaba dejar de hablar con él, por supuesto.
Era sábado, hablaban de cosas superflúas. Los demás en la habitación dormían mientras ella mantenía el móvil encendido y jugaba con una pulsera que le había comprado ese día para dársela la próxima vez que lo viera.
Sábado, un día cualquiera de abril.
Él: -te pones nerviosa cuando te hablo.
Ella: -eres muy perceptivo, por lo que veo.
Él: -¿sabes qué creo? Yo te gusto.
El móvil vacila entre sus manos, hay una guerra en su cabeza. Finalmente, decide.
Ella: -sí, si me gustas.
Él: -¿en serio?
Ella: -sí.
Él: -quién lo diría jajaja. Voy a dormir Mariana Isabel, me importas mucho bajita, te amo.
Ella: -buenas noches.
Aunque ella no fue capaz de decirle que también lo amaba esa noche; algo estaba claro, ya tenía respuesta a su pregunta, sí era posible volver a sentir.
Oiins!! Qué bonito ^^ ¿Eso ha pasado de verdad? Si es así, jo, qué bien! Me alegro mucho :) Y si no... desde luego que es posible volver a sentir! A ver cuándo alguien me lo demuestra a mí...
ResponderEliminarUn abrazo y pásate cuando quieras :3
Sí, si ha pasado. Gracias por los comentarios siempre! Siempre escribo desde el móvil, por eso no me he pasado por tu blog aún. Besos bonita!
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