domingo, 8 de marzo de 2015


     La locura no está en los ojos de los espectadores, ni en manicomios, ni en opiniones que no salen de cuatro paredes. La locura solo la encontramos en los ojos del loco mismo, en el reflejo de su alma. La locura está en sus ojeras, en su caminar, en su risa y sus gestos... La locura está, aunque uno no esté realmente loco, en nuestra manera peculiar de amar. Un loco se entrega devoto a su locura así como lo hace el enamorado a su amor.

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