Relatividad

No me busques en donde me has dejado en el pasado, búscame varios pasos más adelante en el camino donde sin ti he podido llegar. Allí estaré con la mirada firme en el horizonte y el peso de mi corazón sobre mi espalda, entonces te miraré con cariño (y el dolor del recuerdo) y diré que espero que te encuentres bien, dejando en claro que ya avancé y hace mucho que me ido. Cuando digas que me amas (porque siempre lo haces), puede que ya no te crea, aunque internamente debata si es que yo siento lo mismo (y lo hago, porque el amor nunca pasa, y aunque te hayas ido sigo queriéndote como al principio) o puede que intenté en vano cambiar de tema y preguntarte: ¿qué has hecho todo este tiempo? Y escuche por horas lo que tienes que decir en calma, aplastando mis ganas de cerrarte la boca con un beso de aquellos (¿qué haría yo sin el recuerdo de tus labios?) Y finalmente cuando decidas irte de nuevo, recibiré tu abrazo amistosamente, lo suficientemente lejos como para que no escuches como mi corazón se parte una vez más mientras te veo alejarte como aquel día (y juro que dolerá tanto o más también)... Por eso, sería mejor que ni me busques porque quizás me trague todo lo tengo que decirte y con quien hables, no sea realmente yo.