Existen aquellas palabras efímeras, cortas, insuficientes, que en momentos específicos, se ven opacadas por las miradas, roces o sonrisas de quienes buscan decir algo sin despegar los labios. Luego hay ésta otra clase de palabras, que satisfacen las necesidades del alma de expresarse, de crecer, creer y querer.
Te regalo mis palabras elaboradas y las que no lo son tanto, mis oraciones y párrafos, mis poemas y cuentos... Aquellas palabras que tengan sentido y las otras que quizás no entienda ni yo misma. Te regalo mis mañanas, tardes y noches frente a una pantalla intentando definirte, dibujarte u idealizarte con frases que quedan cortas para todo lo que me haces sentir. Te regalo quien soy, quien fui, quien seré; a mí, sola o contigo, en cada una de las facetas de mi vida. También te daré, si así lo quieres, todo lo que no he podido decirte o escribirte, aquello que grita mi piel cuando te ve y el roce suave de mi boca cuando enfrenta a la tuya... Te regalaré nuestras manos juntas a un lado de nuestros cuerpos, la calidez de un abrazo, la intensidad de una mirada y el frenesí de un beso. Mi risa escándalosa, mi llanto, mis suspiros y gemidos, todos ellos entregados a ti.
Te regalo lo que eres, porque hace mucho que te pertenezco, a pesar de que recién lo descubrí.
domingo, 14 de junio de 2015
Eres
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