Él había desaparecido. No había vuelto a ser el mismo desde unos seis meses hasta ahora. Aunque aún estaba presente en los pasillos del instituto en donde se le veía de vez en cuando, estaba segura de que ese ya no era él. Era sólo por las noches, mediante sueños o durante el insomnio que ella lidiaba con sus fantasmas.
Él solía ser tan volátil... Y ella tan capaz de adaptarse a ello. Ella lo había aceptado desde la cabeza a los pies, desde el segundo en el que lo conoció hasta el momento en el que se prometió a sí misma que esa sería la última lágrima que derramaría por ellos, por su causa perdida.
Y luego de tanto luchar contra la marea, de todo lo que había dejado atrás por él, después de los días, meses y años en los que se sentía únicamente suya y hubiese sido capaz de hacer cualquier cosa por verlo sonreír... Después de todo eso, él la dejó ir.
Ella soñaba con perderse en su mirada pero él solo le podía ofrecer pesadillas... Y esa era la cuestión, a ella no le importaba si iba a pasar el resto de su vida en vela, mientras él estuviera a su lado.
Él nunca lo estuvo, ella se cansó de retenerlo. Ambos se perdieron, en una historia de la que no queda más que notas de voz y la irrepetible sensación de un vacio que no acaba.
domingo, 7 de diciembre de 2014
Idealizar(te)
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